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jueves, 21 de julio de 2011

Existe un segundo de silencio y calma que precede, no a la tormenta, sino a la colisión, y que desencadena los sucesos que sólo en estado de consciencia se acontecen disfrazados para el que no ve, de estúpidos sentimientos encontrados, que, si bien afectan directamente a los que sin sabiduría ni conocimiento de causa elevan con orgullo la bandera de la decrepitud; extermina cruel y sin remordimientos a aquellos que ya fueron derrotados por sus propios espejos. Y sin embargo corro con ese segundo de ventaja que existe por algún motivo que no alcano a comprender dentro de los corazones que, aún en vida, ya murieron.
Éso es lo único que tengo.

Un segundo de ventaja.

Luego caerá como una bomba corrosiva y arrasará con cada una de las voces dormidas.
Sólo un segundo con el que cuento sólo por pesimismo, por comprender en la primera caída que siempre sería así.

No me dejo existir. No me permito ser yo misma. Carezco de ese derecho, o puede que no sea más que un acto de defensa pero...¿queda algo en mí que defender?
Me calzo una vez más la melancolía en los pies, y me lleva a marchas forzadas por los caminos ya antes recorridos, sólo para comprobar que sigo cometiendo el mísmo error, y que la piedra nunca se apartó del camino.

Ya da igual.

Absolutamente Todo.

sábado, 2 de julio de 2011

insomne

Una almohada sudada,
junto a un sueño de cartón piedra.
Una lata de gasolina medio vacía...
Un mechero sin chispa.
Tres intentos más y lo dejo.
Cuatro. Nada.
No debí encender aquella cerilla.